domingo, 1 de julio de 2007

Se fué

Pues ya se fue. Esta mañana hemos ido al aeropuerto.
Quien no haya estado en la T4 no sabe lo enorme que es eso y lo difícil que es, para una persona mayor, orientarse. Hemos llegado y los guardias, muy amables, nos han dejado estacionar en carga y descarga de viajeros (unos minutos) pues dice que no hay espacio reservado para minusválidos. No se, creo que debo informarme mejor para otras veces, pues una terminal nueva, seguro que debe tener plazas para carga y descarga de minusválidos.
Entras allí y te encuentras miles y miles de personas en colas para la tarjeta de embarque, otra cosa que se puede conseguir on line, pero que yo ayer no conseguí, ya que no se abría la web. Te pones en la cola y a esperar. Os cuento, es la segunda vez en mi vida que, un extranjero, me cede el puesto en la fila, desde aquí, muchas gracias!
Al llegar la señorita, muy amable, factura y....oh sorpresa! pregunta si necesita ayuda, asistente o silla de ruedas!, sin tener que decir nada!. Os lo juro que hasta me he conmovido, le he dicho que si, que mi madre es mayor y que ella sola es incapaz de encontrar la puerta de embarque. Como es normal, una vez ya facturada la maleta, pues nos ha enviado atención de viajeros para que le asignaran un acompañante.
Otra vez cola........ y otra sorpresa!
Una de las personas que estaban atendiendo, ha salido y directamente a nosotras, nos ha dicho que no teníamos que esperar, se ha llevado nuestro billete y en unos minutos, ha traído una silla, un fornido acompañante y ............. p'alante!!
Todo este rollo os lo cuento por varias razones.
1ª Porque en toda mi vida, he tenido que hacer muchas colas y os digo que se va notando que a las personas con dificultad para caminar, ahora se nos ve y se nos tiene cada vez mas en cuenta.
2º Que el personal de Iberia (y seguro de otras compañías) a pesar de la muchedumbre, se ha dado cuenta de nuestra necesidad y, sin tener que abrir la boca para pedir, nos facilitado con creces el proceso. Mi madre, se ha quedado sentada y acompañada y nosotros hemos podido salir de allí, tranquilos y sin haber estado mucho tiempo mal aparcados.
Colofón: en una hora, hemos llegado, facturado y vuelto. Una maravilla, no os parece?
Ahora, a esperar al invierno.

1 comentario:

Esperanza Lopez dijo...

Pues has tenido una suerte increible, yo he usado muchísimo los aeropuertos y cuando las niñas eran pequeñas y viajaba sola no me ayudaba nadie, sólo cuando nos daban asientos separados y los pedia juntos ya en el avión si que me los cambiaban,